Una figura, a lo lejos distingo. ¿Habrá muerto, o será solo una figura dormida?, quisiera alcanzarlo, y tocar su cuerpo, ¿quién es?, ¿qué hace aquí?, ¿porqué perturba nuestra paz con su presencia?, tantas preguntas hay en mi mente. No es mucho lo que puedo hacer desde mi quietud, desde mi prisión.
El viento me mece, se adueña de mi voluntad, es suave, esta vez es suave, no siempre es así, a veces es fuerte y lastima y otras es calido y abriga. Pero ya se que hacer, dejarme llevar por él, dejar que me acune, y no prestarle atención, no mas de la necesaria, necesito concentrarme, y ver más allá, ver al ser que capta mi atención.
Lobos… ¿en esta época?, casi nunca se acercan a nuestras faldas en verano, aunque percibo poco pelaje en su piel, me lo dice el viento por como se arremolina, no, no es un lobo, su tamaño no es el adecuado su piel no se resiste al viento, su aroma, no es el correcto.
Entonces… ¿qué es?, quizás…sea posible…, pero estamos muy lejos para que sea uno de ellos, la ultima vez que hubo uno en estas tierras, fue hace ya un siglo, aun era pequeño, aun me faltaban ramas, aun recuerdo como se sentía su presencia.
El hombre, lo recuerdo bien, altivo, arrogante, soberbio, digno de atención, y a la vez como un niño, que aun no aprende como es el mundo. Los de su clase recién llegában pero nosotros ya poblábamos la faz cuando lo vimos nacer y los hemos visto crecer y aun esperamos su madurez. No hay duda es un hombre, es la misma sensación la que me embarga. ¿Cómo llegó aquí?, ¿Que pasos lo alejaron de los suyos y la trajeron a estos peligros?
No solo yo noté su presencia, ya oigo el murmullo del resto de mi especie, siento la duda, también el miedo, ya ha habido otros hombres que destruyen y matan, ya lo dicen los mas viejos en su siseo, alertan a los nuevos, les dicen que se cuiden y teman a ese individuo. Yo en cambio no tengo miedo, cuando se ha vivido como yo no hay lugar al miedo, inmóvil a la escucha del mundo, guardián silencioso del tiempo, presa del rayo y el relámpago. Para muchos, inmutables, imborrables, eternos. Para mi solo pasajeros en un viaje sin retorno, simples espectadores sin poder elegir nuestro destino.
Despertó, sí… despertó, ese hombre desnudo y pequeño, se mueve allá abajo, Oh… si pudieran verlo desde acá, desde esta altura, donde las cosas se pierden, donde la vista se alarga hasta más allá del horizonte.
Esta perdido no hay duda, busca a su alrededor, quiere una pista, encontrar la salida y partir, no lo sabe, quisiera ayudarlo pero ni yo podría encontrarla, nunca he viajado mas allá del bosque, que se extiende interminable, solo conozco mi cárcel y sus limites.
Se va se aleja, se adentra rápido entre la espesura, hacia el corazón de nuestro mundo, donde los mas viejos aun viven, en su eterna postura amos y señores del tiempo. Lo pierdo ya no me llega su esencia, ya no siento su aroma, ni el vibrar de sus pasos, ojala lo logre, la libertad que a mi me fue negada, y encuentre sin problemas la salida del bosque.
Relato Original: JSTM